Madrid y Valencia disfrutan en la Champions

Benzema lucha por un balón.
El Real Madrid venció por goleada en su visita al Viktoria Pilsen, 0-5. Los madrileños despacharon por la vía rápida al conjunto local, además volvieron a realizar un fútbol vistoso y eficaz.
Como viene siendo costumbre en el Madrid, el inicio del choque fue para olvidar. Faltos de tensión, cometieron errores impropios en tareas defensivas. Descolocados y desdibujados. Todo parecía presagiar otro desastre. Incluso el colegiado perdonó una expulsión a Ramos por codazo, tan peligroso como innecesario, sobre un jugador checo. Pero el golazo de Benzema lo cambio todo. El equipo blanco respiró, jugó en ataque con soltura e intentó hacer daño al rival en cada acción. El segundo, el tercero y el cuarto llegaron antes del descanso, no sin conceder ocasiones claras al rival, claro está. La puntería madridista estaba afinada, mientras que los jugadores del Viktoria Pilsen perdonaron los regalos defensivos que les daban.
Tras el descanso el partido perdió interés, además de ánimo competitivo. Los jugadores checos no quería llevarse una goleada y el Madrid tampoco tenía un ritmo apabullante. Cayó el quinto, una obra de arte de Toni Kroos. También pudo caer el sexto, pero la madera rechazó un trallazo de Bale.
Los cambios de Solari, que gana mucho crédito para seguir sentado en el banquillo del Bernabéu, sirvieron para mandar un mensaje al equipo. Meritocracia. Entraron Vinicius y Javi Sánchez, dos de los más destacados en Melilla, que dejaron buenas sensaciones. El técnico argentino también procuró quitar minutos de las piernas a varias de sus estrellas con estas modificaciones. Una victoria muy abultada que ayudará a la moral de un equipo que todavía tiene muchas dudas.

Carlos Soler y Santi Mina celebra uno de los goles.
El Valencia consigue su primera victoria en Champions de la temporada, además de su primera victoria en casa de todo el curso. El 3-1 frente al Young Boys ayudará a la moral de los jugadores blanquinegros.
El Valencia saltó al césped con mucho que demostrar a su afición. Los resultados pesaban en la conciencia y se notó en el arranque del choque. Verticalidad, velocidad y descontrol, eso fue el Valencia en los primeros compases. El conjunto suizo está muy bien trabajado, lo que complicó mucho la vida a los ché que no fueron superiores hasta bien entrado el partido. Los jugadores del Young Boys confundieron intensidad con violencia y repartieron demasiadas patadas.
Mina, estando donde debe estar un delantero, remachó a la red una gran jugada del Valencia para poner el 1-0. El problema es que fue marcar el gol y dar un paso atrás. Los de Marcelino volvieron a mostrarse cobardes, dubitativos en todos los duelos. Se empequeñecieron y el Young Boys igualó el partido.
Los blanquinegros reaccionaron rápidamente, no sé muy bien si por calidad o por fortuna, aquella que le ha faltado todo el año, pero el Valencia consiguió el segundo tanto al filo del descanso. En la segunda parte los chicos de Marcelino salieron más liberados y pudieron disfrutar, por fin, de un partido cómodo. El recital de Carlos Soler continuo. El nivel de canterano fue sobresaliente en todo lo que hizo sobre el campo. El Valencia se serenó, los espacios aparecieron y las transiciones rápidas recordaron a las del año pasado.
Una victoria para intentar encaminar el rumbo de una temporada que todavía puede ser muy buena en Mestalla.